La celda solar fotovoltaica es una fuente de energía que produce electricidad de origen renovable, mediante la exposición directa a la radiación solar de un dispositivo semiconductor denominado célula fotovoltaica.

Este tipo de energía se usa para alimentar innumerables aplicaciones y aparatos, para abastecer de energía eléctrica viviendas aisladas de la red eléctrica y para producir electricidad a gran escala a través de redes de distribución.

Recientemente ha subido la demanda demanda de energías renovables, la fabricación de células solares e instalaciones fotovoltaicas ha avanzado considerablemente en los últimos años.

Entre los años 2001 y 2015 se ha producido un crecimiento exponencial de la producción de energía fotovoltaica, doblándose aproximadamente cada dos años. A finales de 2015, se estimaba que hay instalados en todo el mundo cerca de 230 GW de potencia fotovoltaica.

Gracias a ello la energía solar fotovoltaica se ha convertido en la tercera fuente de energía renovable más importante en términos de capacidad instalada a nivel global, después de las energías hidroeléctrica y eólica, y supone ya una fracción significativa del mix eléctrico en la Unión Europea, cubriendo de media el 3,5 % de la demanda de electricidad y alcanzando el 7 % en los períodos de mayor producción. En algunos países, como Alemania, Italia, España, alcanza máximos superiores al 10 %, al igual que en Japón19 o en algunos estados soleados de Estados Unidos, como California. La producción anual de energía eléctrica generada mediante esta fuente de energía a nivel mundial equivalía en 2015 a cerca de 184 TWh, suficiente para abastecer las necesidades energéticas de millones de hogares y cubriendo aproximadamente un 1 % de la demanda mundial de electricidad.